Conforme a la publicación parecida en el Diario Oficial peruano, "El Peruano", del jueves 23 de enero del 2003, por la Dirección Nacional del Instituto Nacional de Cultura (INC), en su Resolución Directoral Nacional N° 015/INC, los petroglifos de Pusharo han sido recientemente declarados Patrimonio Cultural de la Nación.
Sector I-A : el arqueólogo peruano Raúl del Mar Ismodes y Thierry Jamin interrogan el mensaje de piedra de Pusharo. (Foto: Thierry Jamin, agosto de 2006)
A pesar de todo, desde esta declaración, ninguna financiación todavía se había logrado de parte del Instituto Nacional de Cultura con el fin de establecer los planos de delimitación acompañados de las fichas técnicas e informes descriptivos de las figuras descubiertas por Cenitagoya antes de que nosotros mismos oficializáramos, ante el INC-Cusco, importantes descubrimientos en setiembre del 2006, como lo veremos más abajo. Este trabajo de delimitación se emprendió entonces durante el mes de diciembre siguiente.
Por otra parte, ninguna gestión tampoco se cumplió para inscribir los petroglifos de Pusharo como Patrimonio de la Nación en los Registros Públicos ni en el Sistema de Información Nacional de los Bienes de Propiedad de Estado (SINABIP). Y no existe tampoco ninguna disposición, ni mecanismo administrativo o recursos financieros convenientes para garantizar la conservación del complejo arqueológico de Pusharo ante el desarrollo futuro del turismo y la afluencia de los visitantes que se esperan en la región en los próximos años. Esta situación es alarmante ya que estos petroglifos, como lo vamos a ver, no sólo son únicos en el mundo, sino también frágiles e irreemplazables.
Los descubrimientos excepcionales que realizamos en Pusharo estos últimos años y que oficializamos parcialmente en el 2006 ante el Instituto Nacional de Cultura de Cusco inducirán, lo espero, a las autoridades oficiales del Perú a adoptar las medidas indispensables y urgentes para proteger el increíble complejo arqueológico de Pusharo, cuya amplitud cultural e histórica seguramente nos escapa en gran medida todavía.