El estudio del plan CANSECO y las observaciones que hemos realizado en el terreno desde el 2001, así como los numerosos datos recogidos ante los Nativos, permiten afirmar que el sitio de Pusharo, a pesar de un estado general satisfactorio, parece muy frágil geológicamente y altamente expuesto a distintos procesos de deterioro físico-mecánicos y químicos que ponen en peligro, a medio o largo plazo, la existencia de este patrimonio arqueológico único.
Nuestro Campo Base, no lejos del Sector I-A de Pusharo. (Foto: Thierry Jamin, agosto de 2006)
El estado de la roca, la precariedad de la corteza silícea protectora, en la cual se realizaron los petroglifos, los elementos favorables a la desagregación y a los desmoronamientos, el fenómeno de sedimentación, la erosión fluvio-aluvial acelerada, las incursiones humanas no controladas en el lugar y las consecuencias -aún mal conocidas!- de la desforestación progresiva de la región determinan la extrema fragilidad geológica del sitio de Pusharo.
Las propuestas de protección o encauzamiento de las riberas inmediatas sólo tendrían, después de todo, según algunos especialistas, muy pocos efectos protectores ya que los fenómenos de sedimentación tienen un origen complejo y no pueden ser controlados sino valle arriba. Es una vía que, según nuestra opinión, queda sin embargo por profundizar. La eventual apertura de los petroglifos a la explotación turística, en proyecto en Cusco desde hace varios años, representa, en el estado actual, un riesgo mayor para la supervivencia del lugar a corto plazo. El tratamiento físico-químico y geotécnico del acantilado y el control del nivel del río constituyen un preliminar indispensable para todo proyecto turístico en esta zona. Estos programas de protección no podrán ellos mismos proyectarse más que después de un estudio profundo del valor histórico y arqueológico de los sectores inmediatos de los grabados y de su entorno.
Es seguramente posible frenar los diversos procesos naturales de erosión de la roca (o al menos reducir algunos factores de deterioro) pero una gran parte de la protección del sitio dependerá exclusivamente en el futuro del comportamiento de los visitantes, de sus guías y del personal encargado de su vigilancia.