A partir de nuestra primera campaña de investigación sobre el sitio de Pusharo, de agosto a septiembre del 2001, habíamos observado que una serie de figuras de la pared principal sólo estaban visibles en algunas horas del día y con ciertas condiciones de alumbrado.
Los petroglifos descubiertos en 1921 por Vicente de Cenitagoya constan, en efecto, de una serie de figuras difícilmente observables en algunas horas del día. Más concretamente, no se pueden habitualmente observar satisfactoriamente ciertas figuras sino entre las 11:00 y las 13:00 de cada día. Así sucede con los motivos siguientes:
Sector I-A : Detalle de la "mano invisible". (Foto: Florence Dugowson/Media Prod/Inti Press, agosto de 2001)
Sector I-B: Detalle del sol en su punto máximo, coronado de una doble espiral, que podría simbolizar nuestra Vía Láctea, o el Hanan Pacha. (Foto: Thierry Jamin, agosto de 2006)
Después de una limpieza meticulosa del Sector I-B de Pusharo, algunos bajorrelieves se dejan por fin entrever a plena luz del día. Aquí, el guerrero agarra un escudo con el brazo derecho y muestra una cabeza humana cortada con la mano izquierda. (Foto: Thierry Jamin, agosto de 2006)
A 1,50 m aproximadamente encima del conjunto de las figuras que, según Thierry Jamin, señalaría la existencia de un sitio arqueológico principal en la selva del Parque Nacional de Manu, este personaje parece efectuar una danza ritual alrededor del sol principal. (Foto: Thierry Jamin, agosto de 2006)
Estos fenómenos de "petroglifos invisibles" son muy curiosos de observar. Descubrimos los primeros motivos a partir del 2001, un poco por casualidad, gracias a una estadía prolongada en el lugar.
La mayoría de los investigadores que se han interesado por Pusharo, desde su descubrimiento, por lo general no se han quedado en el sitio más que por el espacio de algunos días. Es por esta razón que estas figuras siguieron siendo desconocidas hasta que las indicáramos. Para apreciar la riqueza de los diferentes sitios, es indispensable en efecto permanecer en el sitio durante varias semanas.
Estos motivos "invisibles" no han sido grabados así por casualidad y no son, menos todavía, el objeto de cualquier fenómeno selectivo de erosión. Fueron grabados a sabiendas por los Incas de tal modo que sólo estén visibles en un momento bien preciso del día. Los surcos que los constituyen son mucho más tenues que para las otras figuras. Rozan apenas a veces del relieve natural de la piedra. Están prácticamente invisibles a simple vista con la luz natural del sol, excepto cuando el sol viene a alumbrar la roca de manera lateral, hacia el mediodía.
Otro personaje, en la misma posición que el anterior, parece bailar el ch’uncho cerca del sol en su punto máximo. Diversas figuras geométricas se ven también alrededor de este astro central. (Foto: Thierry Jamin, agosto de 2006)
Constatamos también un fenómeno interesante: los tres soles de Pusharo sólo son observables al mismo tiempo hacia la una de la tarde. Después de qué, los surcos desaparecen progresivamente y es entonces imposible distinguirlos -excepto si uno conoce exactamente su emplazamiento en la roca.
Es posible que otros petroglifos invisibles existan aún en este nivel de la pared. Futuras investigaciones lo dirán seguramente. Es también posible que otras figuras estén visibles sólo en un momento bien preciso del año solar, como durante los solsticios o los equinoccios. Sería pues interesante emprender nuevos estudios de la roca en estos distintos períodos.
La existencia de tales figuras, observables bajo algunas condiciones de luz, implica que los autores de Pusharo poseían conocimientos en astronomía bastante avanzadas. En cuanto al supuesto significado de estos curiosos motivos, volveremos sobre ellos más lejos, cuando tratemos la cuestión de su interpretación.
Uno de los objetivos de nuestra campaña de investigación del 2006 era precisamente comprobar algunas hipótesis relativas a nuestra interpretación de una parte importante de la roca descubierta por Cenitagoya. Es en esa oportunidad cuando nuestro interés se fijó en una extensa zona plana, situada encima del primer tercio derecho de la roca, al nivel del sol principal, en la cual el relieve dejaba conjeturar por momentos algunas formas regulares, muy difíciles de percibir a primera vista, pero que podían corresponder a la presencia de nuevos petroglifos invisibles.
Vista general de la pared del Sector I-B y de los petroglifos “invisibles” a la luz del día. Como por el Sector I-A, no se trata de una roca bruta. Fue preparada por los autores de Pusharo para grabar allí sus figuras enigmáticas. (Foto: Thierry Jamin, agosto de 2006)
Rainer Hostnig, en su página InternetVer el sitio web de Rainer Hostnig, ya citado, sólo vio en este lugar un "espacio de roca bruta que da una idea del aspecto original de esta pared principal" ...
De manera muy extraña, ninguna luz natural, incluso la del sol, entre las once de la mañana y la una de la tarde, hasta ahora no nos los había revelado. Con todo, cuanto más nos interesábamos por esta parte de la roca, más evidente nos parecía la existencia de petroglifos "ocultos". Si no aparecían al mismo tiempo que los motivos anteriores, es que estaban previstos tal vez para ser observables en otro momento particular del año. Momentáneamente, teníamos que encontrar un medio original para volverlos observables a primera vista.